El fidget spinner es un juguete que consta de un soporte central con dos o más aspas que hay que girar con los dedos
Spinner: un juguete sin más
La corta trayectoria del spinner hace que no existan investigaciones que analicen qué impacto tienen sobre la salud mental
En muchos países, como EE.UU. o Reino Unido, este boom ha venido propiciado por las recomendaciones de los fabricantes que lo señalan como una herramienta terapéutica excelente para disminuir el estrés, la ansiedad, la depresión, para mantenerse despierto e, incluso, para ayudar a personas con el trastorno del espectro del autismo (TEA) o con déficit de atención.
No obstante, muchos especialistas ya advierten de que, por la corta trayectoria del juguete en cuestión, todavía no ha habido tiempo para estudiar sus efectos y, a día de hoy, no hay investigaciones serias que analicen qué impacto tienen sobre la salud mental, ni que arrojen ningún tipo de evidencia sobre el desarrollo cognitivo de los niños. Se cree que actúa más bien al contrario.
El spinner se ha convertido en un artilugio más al alcance de los estudiantes que interfiere en el ritmo de las clases, y que distrae, entorpece la concentración y, en consecuencia, no ayuda en el aprendizaje. Por eso, desde distintos ámbitos ya se han empezado a alzar voces en su contra y en algunos centros educativos de EE.UU. hasta se han empezado a prohibir dentro de las aulas.
Las promesas de los spinners y la evidencia sesgada
La publicidad de los spinners utiliza información sesgada para promocionarlos. Por ejemplo, se sirve de estudios que muestran que la actividad física ayuda a los pequeños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) a concentrarse; sin embargo, el dispositivo funciona solo con el movimiento de los dedos, así que no sería el mismo caso. Tampoco se ha demostrado de forma fehaciente que el uso de juguetes ayude a calmar la angustia y disminuir el estrés, tal y como se le adjudica.
El pasado mes de mayo, la Sociedad Española de Psiquiatría emitió un comunicado negando los beneficios que se le presuponen para niños con TEA o con TDAH. Celso Arango, vicepresidente de esta sociedad científica, apunta que no hay ningún estudio que avale tales aseveraciones y que se trata de un caso -como tantos- de publicidad engañosa. Asimismo, recuerda que los trastornos mentales deben abordarse con tratamientos (psicoterapéuticos, farmacológicos o en función de ensayos clínicos) regulados.
Por todo ello, no cabría considerar a este juguete como terapéutico. Es un ingenio, en principio inocuo, que se ha puesto de moda, como años antes lo habían sido el yoyó, los «tazos», las canicas o el cubo de Rubik, y querer promocionarlo como beneficioso para la salud es, como poco, una artimaña para multiplicar las ventas.
TDHA
Hay descritos tres subtipos de TDHA, según se manifieste déficit de atención, predomine la impulsividad-hiperactividad o ambos. No obstante, es importante distinguir el TDAH de comportamientos propios de la edad en menores inquietos a los que les cuesta mantener la atención, tienen retraso mental, sufren situaciones de ambiente académico poco estimulante y comportamiento negativista desafiante.
El TDAH es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en niños y adolescentes. No se conocen las causas de su desarrollo, aunque se cree que tiene una importante base genética. El TDAH es un trastorno de diagnóstico complicado, lo que provoca que se estime el porcentaje de afectados entre el 4% y el 17%.